Dos tiempos, dos regiones, dos sociedades, dos resultados históricos que muestran la capacidad del hombre de transformar su entorno natural y de crear las formas de su propia condición vital. Compararé en este somerísimo ensayo los cien años que tardaron los mexica antes de la llegada de los españoles en integrar el sistema agrohidráulico de la cuenca de México, con el último siglo en el que ha actuado la modernización en la región de la Ciénega y el Lago de Chapala. En ambos casos el legado de la naturaleza consistió en sistemas lacustres con ciclos estacionales de abundancia y escasez de agua, rodeados de montañas, sin escatimar su prodigalidad en flora y fauna útiles al ser humano.