El nacimiento de la frontera Península de Yucatán-Belice fue el resultado de una serie de negociaciones diplomáticas a las que antecedieron al menos dos siglos de disputas y confrontaciones entre España e Inglaterra. En el último cuarto del siglo XVIII, el dibujo de una delgada línea con carácter instrumental en una de las esquinas más olvidadas del Caribe continental visibilizó los efectos poblacionales que la avanzada silenciosa de los cortadores ingleses de palo de tinte habían causado en la zona. Bajo nociones polarizadas y excluyentes de legitimidad y soberanía, el sentimiento de extranjeridad se fundó en estos territorios sobre visiones antagónicas que se movían entre lo español y lo inglés, estableciendo un contrapunteo discursivo que se alimentó de una retórica del sueño de posesión que se dividió en dos vertientes: la retórica del descubrimiento y la retórica de la auténtica posesión de los territorios liminales allende el Atlántico. La presente reflexión aporta elementos tanto teóricos como metodológicos para el estudio y compresión de la liminalidad, a partir del desarrollo de una Hermenéutica de la frontera que permita entender cómo funciona el ejercicio discurso de dicha liminalidad en articulación con las prácticas territoriales propias del área. Esto es posible gracias al abordaje de una postura dialógica que es construida tanto entre el centro y la periferia, como entre la continuidad y discontinuidad que operan como elementos aglutinantes del mito de unidad que forman parte medular de la identidad regional.