Páginas 342-372Quien se pregunte por la existencia de una filosofía moral en Adorno o por un principio normativo que rija su pensamiento en general, se topará con dificultades teóricas derivadas del diagnóstico social elaborado por él mismo. La intención temprana de la teoría crítica era postular una crítica de la sociedad todavía desde el punto de vista de la posibilidad de su transformación (Maiso, 2009, p. 106), pero los posteriores análisis del desarrollo cultural de Occidente, así como de los fenómenos del nacionalsocialismo en Alemania y la expansión del capitalismo industrial y de mercado, dificultaron la representación de un elemento explícitamente normativo en el proyecto teórico, así como la postulación de una sociedad reconciliada. Si se intenta ubicar en el trabajo de Adorno los lugares que sirven de fundamento teórico a la crítica, nos enfrentamos una y otra vez con momentos de difícil resolución, aparentes paradojas y aporías normativas. Adorno no es un moderno, en el sentido de pretender conservar sin más la tradición normativa ilustrada, pero tampoco se inscribe simplemente en la corriente posmoderna del pensamiento que parte de la idea de la muerte de todo valor. Visto desde esta perspectiva, su tarea no consiste en propugnar una realización abstracta de los valores modernos, sino en una reconstrucción histórico-dialéctica de su fracasado devenir.