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¿Corrector o corruptor? : saberes y competencias del corrector de estilo
Fecha
2006Institución
Resumen
Si bien en la actualidad la figura del corrector aparece en ciertas ocasiones fusionada con la del editor, su labor requiere no solo de conocimientos técnicos, sino de 'saberes' obtenidos gracias a una sólida formación cultural, al modo de la que poseían los copistas o amanuenses, originarios correctores, cuyo trabajo erudito y minucioso era una instancia obligada en la reproducción de una obra. La tarea del corrector presupone en efecto el manejo de una serie de competencias (enciclopédicas, gramaticales y textuales) cuya especificidad analizamos en este trabajo. Por otra parte, la aplicación exagerada o inadecuada de estos saberes altamente especializados entraña, paradójicamente, dos grandes peligros: la sobrecorrección y la ultracorrección. Corregir es entonces una técnica, que se nutre de conocimientos previos y de procedimientos específicos que son factibles de ser adquiridos por la práctica. Pero el 'buencorregir' es también un arte -no existe una única versión posible para corregir un texto- para el cual el corrector, entre otras cualidades, debe poseer criterio profesional y personal para adecuarse a las distintas circunstancias laborales y talento personal para encarar su tarea desde la especificidad de su saber.