La institucionalización de las prácticas musicales que tuvo lugar en Bahía Blanca en los años centrales del siglo XX fue el resultado de la compleja y tensa interacción entre las iniciativas privadas y el accionar estatal municipal y provincial. Mientras que algunos de los organismos musicales se desarrollaron por fuera de la égida estatal, otros demandaron su intervención para regular y sostener los proyectos institucionales. Sin estar exentos de contradicciones, su constitución y su posterior funcionamiento insertaron a Bahía Blanca en un mapa cultural más extenso a partir de la configuración de redes personales e institucionales. A su vez, contribuyeron a construir las condiciones de posibilidad para la profesionalización y autonomización de la disciplina y para la formación de una cultura musical ligada a la tradición académica.