Cuando se presenta una nueva enfermedad tenemos más preguntas que respuestas, y es en torno al embarazo, parto y postparto que estas preguntas adquieren mayor resonancia y nos empuja a los obstetras a cambiar y evolucionar en este nuevo contexto para dar a las mujeres todo el apoyo y la contención necesaria. Hasta el momento no hay evidencia de que el embarazo constituya un factor predisponente para desarrollar cuadros graves en el caso de contraer el COVID-19, los datos disponibles todavía son limitados; no se sabe si una mujer embarazada puede transmitir el virus a su bebé durante el embarazo, el parto o lactancia. Los estudios informan que no se ha detectado el virus en muestras de líquido amniótico o leche materna. El obstetra es quien en forma conjunta con la embarazada define el modelo de parto para una experiencia positiva del nacimiento, siempre y cuando éste permita el correcto desarrollo del proceso y no genere dificultades ni riesgos para la salud. Incluso, está en el derecho de la mujer presentar un plan de parto por escrito en donde se haya acordado en base a decisiones informadas como desea dar a luz y encontrar así la mejor atmósfera para Nacer en tiempos de COVID-19.