En el siglo XXI, las organizaciones se encuentran en la búsqueda constante del camino a la competitividad y excelencia, para lograrlo exploran nuevos escenarios orientando todos sus esfuerzos hacia la valoración del conocimiento y permanente cambio, por cuanto obtener ventajas competitivas va mucho más allá de disponer de recursos tangibles, requiere centrarse en desarrollar capacidades distintivas difíciles de imitar, éstas tienen su origen en la gente. Dentro de este marco, la gerencia y sus principales actores, los gerentes, deben tener las competencias necesarias a fin de desempeñar un rol protagónico, asumiendo la responsabilidad de iniciar, impulsar, mantener toda iniciativa de mejora. El presente ensayo estuvo apoyado en una investigación documental, se propuso presentar un análisis con respecto al impacto del liderazgo como competencia directiva en la gestión del cambio y desarrollo organizacional. Los resultados evidencian, que el liderazgo es una competencia directiva fundamental, son los líderes quienes deben asumir la responsabilidad de dirigir y despertar entusiasmo en las personas a su alrededor, pues conocen habilidades, conocimientos, niveles de motivación y experiencia de sus colaboradores, factores determinantes en su desempeño. Por lo tanto, necesitan ser capaces de movilizar el esfuerzo humano, con el propósito de obtener resultados sostenibles a largo plazo.