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Maquiavelo a 500 años de el príncipe
Registro en:
10.29166/anales.v1i372.1286
Autor
Echeverría, Julio
Institución
Resumen
The author in this essay recovers central tenets of the Florentine thinker Niccolo Machiavelli’s work in the celebration of the 500th anniversary of the appearance of his famous book The Prince. In the discussion of political science, Machiavelli appears as its founder and principal inspiring and since then outlines its main features, the study of politics is the study of human behavior crossed by the logic of power. The modernity of Machiavelli, the author tells us in his secular stance in the context of religious tensions which were triggered in the context of the Italian Renaissance, that is certainly he is one of its greatest exponents, the policy ceases be the implementation on the ground of supernatural power and becomes building a quintessential human endeavor. As happes with natural science or Telesio experimental Galileo, Machiavelli science experimentation is the best way of organizing human relationships. In its germ, politics is war and confrontation. The Prince should be able to build his power by canceling the other branches; politics and diplomacy are presented as two sides of the same coin, as conflict art of arranging or preparing the best conditions for confrontation and war alternating functionality. That has to do with the presentation of the most appropriate means to achieve, maintain and reproduce political power. A combination of pragmatism and strategic vision that Machiavelli did not find in the leaders of his time, the tragedy of Machiavelli did not consist only in the isolation of logic from the power, in its difficulty to decisively influence the political course of the Florence of his time, its greatest tragedy lay in the indifference with which he was welcomed his tract De principatibus by Lorenzo de Medici, who was dedicated and trusted the task of Italy’s revival indifference contrasted with the acceptance that his work will have in the posterity, a highly controversial acceptance, praise and rejection, but never indifference. El autor en este ensayo recupera las posturas centrales de la obra del pensador florentino Nicolás Maquiavelo, a propósito de la celebración de los 500 años de la aparición de su célebre libro El Príncipe. En la discusión de la ciencia política, Maquiavelo aparece como su fundador e inspirador principal; desde entonces se delinean sus rasgos fundamentales; el estudio de la política es el estudio de la conducta humana atravesada por la lógica del poder. La modernidad de Maquiavelo, -nos indica el autor- está en su postura secular en un contexto de fuertes tensiones religiosas como fueron las que se desataron en el contexto del renacimiento italiano, del cual es seguramente uno de sus máximos exponentes; la política deja de ser la instrumentación en la tierra de un poder sobrenatural y pasa a ser la construcción de una obra humana por excelencia. Tal cual acontece con la ciencia natural y experimental de Telesio o de Galileo; de igual forma, la ciencia de Maquiavelo es la experimentación de la mejor forma de organización de las relaciones interhumanas. En su forma germinal, la política es guerra y enfrentamiento. El Príncipe debe estar en capacidad de construir su poder mediante la anulación de los otros poderes; política y diplomacia se presentan como dos caras de una misma moneda, como arte de arreglar los conflictos o de preparar las mejores condiciones para el enfrentamiento y para la guerra; una funcionalidad alterna que tiene que ver con la presentación de los medios más adecuados para conseguir, mantener y reproducir el poder político. Una combinación de pragmatismo y visión estratégica que Maquiavelo no encontró en los líderes de su tiempo; la tragedia de Maquiavelo no consistió solamente en su aislamiento de las lógicas del poder, en su dificultad por incidir decisivamente en el curso político de la Florencia de su época, su mayor tragedia residió en la indiferencia con la cual fue acogido su opúsculo De principatibus por Lorenzo de Medici, a quien estaba dedicado y en quien confiaba la tarea del resurgimiento de Italia; indiferencia que contrastará con la aceptación que su obra tendrá en la posteridad, una aceptación enormemente polémica, de elogio y rechazo, pero en ningún caso de indiferencia.