La degradación socioambiental generada por la racionalidad económica y tecnológica dominante se ha convertido en una de las mayores preocupaciones de nuestro tiempo. Las condiciones de acumulación y reproducción ampliada del modo de producción capitalista a escala mundial, han determinado un dado ritmo de extracción de materias primas, una cierta forma de utilización de los recursos y de los procesos de transformación del medio natural, los cuales han sido la causa principal de procesos ambientalmente negativos, como la erosión de los suelos, la pérdida de fertilidad de las tierras, la disminución y hasta destrucción de la capacidad de los ecosistemas, así como, en general, el agotamiento de los recursos naturales (Terradas, J., 1991). Las implicaciones sociales, económicas, políticas , tecnológicas y ecológicas de esta crisis socioambiental han venido haciéndose importantes y notorias, al tiempo que ha venido acrecentándose, a nivel mundial, la preocupación general por dicha crisis y dichas consecuencias. Ello ha impulsado un proceso de concertación a nivel mundial orientado a proponer un (o unos) nuevo estilo de desarrollo fundado en bases ecológicas, para garantizar su sustentabilidad y sostenibilidad a largo plazo.