En el programa mi conferencia aparece intitulada “Diplomacia y gastronomía”. En realidad, creo que ha debido ser intitulada, con mayor propiedad, “Gastronomía y diplomacia”; o, todavía mejor “La gastronomía como diplomacia”. Quizás, en este último caso, los rangos estén mejor asignados a la realidad de los hechos y circunstancias a las que me referiré sumariamente. Advierto, de inmediato, que no atribuyo a lo que sigue sino el significado de una experiencia personal, y que al comunicarlo a Ustedes asumo el compromiso de proporcionarles lo que en estos tiempos se denomina “una información veraz y oportuna”. Lo primero porque reproduce realidades vividas por mí; lo segundo porque creo que viene a cuenta en esta reunión.1er. Congreso Internacional de Gastronomía Universidad Metropolitana Caracas, 7 de marzo de 2007