Actualmente los grandes productores de olivos se encuentran enfocados a la incorporación de grandes máquinas cosechadoras, las que debido a su gran complejidad, permiten disminuir los costos de mano de obra y de aumentar los rendimientos de cosecha. El problema que presentan estas máquinas es el alto costo de inversión inicial, lo que sólo es sustentable en grandes predios agrícolas, perjudicando a los pequeños y medianos productores en su capacidad de competencia en el mercado, debido a que no cuentan con el financiamiento necesario, sumado al elevado costo y disponibilidad de la mano de obra, además de su desproporcionada competencia en costos con otros cultivos frutales, como manzano y uva en la VI Región. Estudios realizados señalan que en la temporada 2011, el costo de contratar a un trabajador en el campo es de un 30% mayor al que se debía pagar en la cosecha pasada. En el área de la fruticultura, especialmente en la producción de olivos, la innovación tecnológica se relaciona mayormente con los manejos de campo que se realizan, implementación de maquinaria para aplicaciones de herbicidas, fungicidas, fertilizantes, etc., pero en cuanto a los mecanismos de cosecha, no existe un equipo que permita optimizar el proceso, por lo que se depende prioritariamente de la disponibilidad de mano de obra para cosechar, presentando un problema, tanto en aumento de costo como en disminución de su disponibilidad.1 Ficha.