El Turismo Comunitario comienza a desarrollarse en la década de los años noventa en América Latina. Se presenta como una modalidad de Turismo Alternativo que se caracteriza por la estrecha vinculación del turista con la comunidad residente, la preservación del patrimonio natural y cultural, y la autogestión de los recursos, generando ingresos adicionales a las actividades tradicionales de las comunidades y propiciando el desarrollo local. Su surgimiento está relacionado con el modelo posfordista, orientado a demandas específicas y segmentadas, dejando atrás al turismo masivo y estandarizado. En Argentina durante la primera década del año 2000 surgen nuevos emprendimientos de Turismo Comunitario localizados en diversas provincias. Desde el Sector Público, el turismo comienza a ser considerado una Política de Estado tendiente a favorecer y desarrollar la actividad turística. En este contexto, se gestionan acciones específicas en apoyo al crecimiento y promoción del Turismo Comunitario como la creación de la Red Argentina de Turismo Rural Comunitario (RATuRC), el estímulo financiero a su comercialización, la creación de encuentros, capacitaciones y diagnósticos, entre otras. La Red de Turismo Sostenible creada por la Organización Internacional de Trabajo (OIT) tiene el objetivo de apoyar la formación y fortalecimiento de este tipo de emprendimientos, está conformada por federaciones nacionales y asociaciones locales de Turismo Comunitario de diferentes países de América Latina, a la cual pertenecen ciertas redes argentinas especializadas en este tipo de modalidad turística.