La estratigrafía del Norte argentino, considerada en las Sierras Subandinas de Bonarelli, puede ser separada en áreas de sedimentación, cuyas diferencias son marcadas, constituyendo otras tantas cuencas bien definidas, de las cuales dos son las que particularmente interesan para el estudio que se propuso esta tesis. Ya al tratar el capítulo correspondiente, he resumido las diferencias estratigráficas más importantes que distinguen ambas cuencas. Ellas fueron originadas por los movimientos que plegaron y levantaron las capas pre-devónicas, movimientos que, con sus arreas positivas, formaron barreras que limitaron las amplias cuencas en que se efectúo gran parte de la sedimentación posterior. Al norte de Orán, la serie tiene como estratos más antiguos, sedimentos atribuidos al Devónico, siempre estériles, pero considerados como tales por comparación litológica con otros que afloran en Bolivia y que incluyen bancos con fósiles del Devónico. Sobre ellos, se asientan dos complejos: el inferior, de edad permo-triásica, compuesto esencialmente por sedimentos arrastrados por los glaciares que descendían hacia el SW, desde la cubierta helada que existía sobre el escudo brasileño. Encima y separados por una gran discordancia erosiva, se encuentra el segundo de estos complejos, de edad terciaria, que tiene como base un conglomerado calcáreo con pedernal llamado Estratos de Galarza. Sobre él se encuentan enormes pilas de sedimentos de origen continental y fluvio-lacustre, que constituyen los Estratos del Candado y del Chaco, cuya potencia extraordinaria nos dice de la activísima sedimentación terciaria. Todos estos depósitos mencionados, desde el Devónico hasta aquellos del Terciario superior, fueron afectados por un intenso diastrofismo que actuó en diversas fases sucesivas, desde el Eoceno hasta el Plioceno, el cual, plegando la serie post-devónica, actuó con efectos póstumos sobre los estratos paleozoicos. Se trata entonces, de dos estructuras superpuestas. Los pliegues formados como consecuencia del diastrofismo andino, se manifiestan en dirección EW, fuertemente comprimidos y afectados longitudinalmente por grandes fallas paralelas, de corrimiento, de manera tal que han originado verdaderos sobreescurrimientos de las alas occidentales, que se hallan cabalgando sobre los flancos orientales, de capas generalmente verticales. La conformación estructural del anticlinal de Ramos constituye una excepción dentro del conjunto de pliegues que forman las serranías al norte de Orán, ya que sin mostrar los sobreescurrimientos citados, se halla afectado por dislocaciones en serie paralela sobre el flanco occidental, dislocaciones que sin ser verdaderos "charriages", compensan el estrechamiento, esto es, la reducción del área, en el mismo modo. Es una característica constante que, en los extremos meridionales de las diversas serranías paralelas del sistema subandino, la serie estratigráfica representada es del Terciario, y así en el anticlinal de Ramos, al sur de la Sierra de San Antonio del Río Seco o Sierra del Alto, tiene en sus afloramientos, Estratos del Candado y del Chaco, conociéndose los demás componentes de la serie, por las perforaciones efectuadas en el anticlinal.