Desde adentro
Registro en:
instname:Pontificia Universidad Javeriana
reponame:Repositorio Institucional - Pontificia Universidad Javeriana
Autor
Martínez Loaiza, Carolina
Jacqmin Cabra, Isabella Maria Martine
Institución
Resumen
Según cifras reportadas por el INPEC, al mes de abril del 2020, las población femenina privada de la libertad es de 8.193 mujeres, de las cuales, según el estudio “Mujeres y Prisiones en Colombia”, el 75% resultan ser cabeza de hogar, hallando una relación directa entre el incremento de mujeres cabeza de familia y el aumento de la población reclusa femenina, siendo este de un 429% entre los años 1991 y 2018, en contraste con un 300% de incremento en la población reclusa masculina, para el mismo periodo. Esto permite argumentar que parte de las mujeres vinculadas a actos delictivos, llegaron a ese punto por encontrarse en situación de Vulnerabilidad social y económica que, según Caicedo (2015), es “la necesidad de garantizar la supervivencia de las personas que se encuentran a su cargo”. Clasificando este como uno de los seis patrones de involucramiento de mujeres en actividades delictivas.
Se evidencia entonces que como parte de las actividades encaminadas a solventar las necesidades de sus dependientes, las internas se ubican dentro de las actividades productivas que oferta el INPEC en sus penitenciarias, como parte de su programa de resocialización, clasificando estas en talleres de producción artesanal, servicios y educación. Siendo el primer caso: talleres de producción artesanal, el foco de intervención de la presente propuesta proyectual.
Para delimitar un grupo de trabajo al cual aplicar la primera propuesta de intervención, se define como población a impactar, las mujeres en condición de condenadas que se encuentren vinculadas a los talleres de producción artesanal del centro penitenciario El Buen Pastor, de la ciudad de Bogotá, en donde se encuentran un total de 2.152 internas, de las cuales el 7.3% corresponde a las condenadas en talleres de producción, con una cifra específica de 157 mujeres (INPEC, 2020). Este es el grupo base con el que se desarrolló un proceso investigativo, que constaba de documentación por fuentes secundarias y trabajo de campo para adquisición de información directa; así se determinó que los centros penitenciarios no se consideran actualmente como centros productivos, ubicando a los talleres como centros terapeúticos, más que lucrativos, esto desata un panorama en el cual las internas, aunque deseen adquirir mayores recursos económicos con sus producciones, se ven limitadas en cuanto a la comprensión de lo que quiere un usuario externo, organización productiva y bases de venta del producto. El argumento más frecuente es la carencia de recursos y la imposibilidad de conocer qué pasa en el exterior dada su condición intramural. Adicionalmente se presentan vacíos en capacitación técnica que han generado adquisición de conocimientos, fundamentados en la réplica pero que resultan carentes en cuanto a la toma de decisiones, teniendo como consecuencia la generación del mismo producto de manera repetitiva entre las internas, con unas variaciones mínimas en cuanto a la estética, que responden más a los recursos disponibles en el momento de la producción, que a un criterio pensado en el posible comprador de su producto. Las mismas internas admiten la carencia de conocimientos en cuanto a cómo construir proyectos, materializados en productos diferenciales, admiten que lograr mejores productos en términos de calidad e innovación pueda ayudarlas a emprender y esto disminuiría el temor que tienen cerca del 53% de internas por la consecución de un trabajo para su inserción laboral como pospenadas. (Sánchez-Mejía, Rodríguez Cely, Fondevila, Morad Acero; 2018). Pero afirman que con lo aprendido hasta la fecha en el tratamiento regular de talleres productivos, no se fortalecen emprendimientos ni aptitudes para el mercado laboral externo, pues según el 67,5% de las mujeres entrevistadas en el estudio Mujeres y Prisión en Colombia, que han estado al menos una vez previa en la carcel, “las habilidades que adquirieron en los programas laborales o educativos en su anterior detención no fueron útiles para obtener ingresos económicos ni encontrar empleo al salir de la cárcel la última vez”. Esto representando un riesgo de aumento en las cifras de reincidencia que según declaraciones del Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario al diario El Tiempo en 2019, se reflejaba un incremento del 110% en este ámbito, tomando la medición desde los 7 años previos al año de la declaración.
Lo anterior es resultado de la falta de capitalización de los talleres productivos, en cuanto a su potencial como focos de emprendimiento, que permitan la generación de recursos para estas mujeres, desde que están en condición condenada intramural, hasta que se convierte en pospenada, de manera que la transición no genere angustias, sino que del penitenciario salga una mujer emprendedora, con posibilidades de continuar su vida con un sustento económico totalmente lícito, que surge de su capacidad de creación.
A partir de esta premisa, nace el proyecto emprendiendo desde adentro, una propuesta que busca fortalecer a los emprendimientos de las internas desde un acompañamientos que las dote de información sobre las diferentes etapas de elaboración del producto, bajo una óptica pensada desde el Diseño Industrial, pero adaptada para mujeres que no han sido formadas en esta profesión y sin embargo cuentan con capacidad natural de creación y motivación por capitalizar su tiempo en reclusión como un tiempo productivo, generador de ganancias y emprendimientos de crecimiento gradual. Todo bajo el concepto de romper barreras, por concepto de diseño que trasciende de la idea de prisiones como centros de castigo, para entenderlas desde lo más eficiente, que es la productividad y la competitividad.
Este proyecto tiene entonces el propósito de apoyar y acompañar los proyectos de las internas realizados en los talleres productivos al interior del centro penitenciario el Buen Pastor, para transformarlos en emprendimientos que generen ingresos desde su condición de internas hasta su estado como pospenadas, buscando mitigar la reincidencia. Para esto puntualiza una intervención necesaria en cuanto a desarrollo de producto, desde la comprensión de un usuario, lógica productiva y bases para la venta, expuesto en un servicio de capacitación y acompañamiento, respaldado por la gestión de apoyo para la consecución de recursos materiales e intelectuales.