Thesis
Enfrentamientos de la enfermedad y la muerte en pacientes oncológicos del Programa Alivio del Dolor y Cuidados Paliativos del Hospital San Vicentes de Arauco.
Autor
González Muñoz, Sonia.
Gamboa Melgarejo, Javier, profesor guía.
Grondona Opazo, Gino, profesor metodólogo.
Sepúlveda, Carolina, profesor informante.
Resumen
La sociedad moderna, rinde culto a la ciencia como un lugar donde
encuentran respuestas las incertidumbres, miedos, angustias, ansiedades, riesgos y
vulnerabilidad de la vida. Por lo tanto la modernidad es animada por la fría
supremacía de la razón instrumental la cual, no sólo ha negado a Dios, sino que
también ha negado las emociones y los distintos matices de éstas, así como la
comprensión del cuerpo como una máquina que puede ser disgregada y cuyas
partes operan autónomamente. Modernidad que nos ha llevado a separar
cuerpo/alma lo que ha conllevado en la actualidad, a tener al ser humano atrapado
en diferentes tipos de enfermedades de no-armonía.
El cáncer, es situado desde esta perspectiva como una enfermedad, cuyas
respuestas a sus posibles causas, recuperación o sanación se sitúan en la
modernidad en la ciencia de la medicina, así como también a todos aquellos
síntomas que le acompañan en el curso progresivo de ésta. El dolor y la muerte
surgen entonces como uno de los mayores temores que los seres humanos se
enfrentan cuando reciben un diagnóstico de cáncer.
El dolor es tan elemental como el fuego o el hielo. Pertenece a las
experiencias humanas más fundamentales, las que nos hacen ser lo que somos.
Quizás el dolor se parezca más al amor, en el sentido de que viene y se marcha
por su propia cuenta. En la actualidad se descubren nuevos detalles sobre la vida
secreta que el dolor lleva dentro de nosotros.
Sin embargo, en nuestra cultura, el mundo moderno, occidental, industrial,
tecnocrático, ha conseguido convencernos de que los dolores, sencilla y
enteramente, son un problema médico. Pensamos en el dolor y al mismo tiempo
imaginamos escenas con medicamentos, ungüentos, drogas, cirugías, hospitales,
laboratorios etc.
No se puede renegar nuestra relación biológica con el dolor, como
tampoco hay que rechazar el conocimiento biomédico que tanto ha costado a la
ciencia lograr saber sobre el dolor. Lo que se hace necesario e indispensable es,
enriquecerlo con el conocimiento de las voces olvidadas de quienes padecen el
dolor. Se hace necesario re-encontrarse con el significado del dolor. Sin descartar
que nuestra bioquímica está ligada de manera inextricable con los significados
personales y culturales que fundan el dolor.
El cáncer en etapas avanzadas de la enfermedad nos hace tener un
encuentro personal con el dolor, que en algunos casos el progresivo avance de las
células cancerígenas, llevan a la persona a encontrarse con la única certeza que
tenemos en la vida, “la muerte”.