dc.description.abstract | El concepto de falo como función organizadora del sujeto del que da cuenta la experiencia
analítica hace su primera aparición en la escena del psicoanálisis con el hombre que lo creó:
Sigmund Freud. Sin embargo, en aquel momento no era sino representación fálica, aquella
misma sobre la que se apuntalan las pulsiones del niño y la niña otorgándole la primacía
fálica sobre la que se desarrollará su psique. Es Jacques Lacan, quien en un retorno a Freud,
lee en el representante del falo, bajo la luz de su teoría del significante y la topología del
sujeto, el significante fálico, que, a su vez, irá articulando hasta plantearlo como función
fálica entre 1971 y 1973. Esto no quiere decir que sean dos falos diferentes, otros uno con
respecto al otro. El falo de Freud sufre una torsión con Lacan que, guardando consistencia y
continuidad, no es exactamente el mismo en estricta equivalencia, pero que, sin embargo, no
es completamente otro. El falo, que, como significante se descubre imposible de apalabrar,
es función; es estructurante en lo que respecta a la subjetivación del sujeto, ubicándolo así
en una de las dos posiciones: femenina o masculina. | |