El transcurso de los años nos ha demostrado, de que el progreso humano se realiza mucho más rápidamente, sin limitaciones de ninguna especie, cuando su inmediata aplicación consiste en la más eficaz destrucción de la humanidad. Esto se ha repetido constantemente y de modo especial en el curso de la historia del desarrollo científico de los, explosivos. La pólvora el primero de ellos, se utilizó durante cuatrocientos años en la guerra, antes de pensarse en el modo como pudiera mejorar el rendimiento del trabajo huma no. Cada etapa en el progreso, cada descubrimiento de un explosivo de mayor potencia, van inexorablemente unidos a un abuso de la fuerza así adquirida. Antes de finalizar el siglo XIX, quizá el mayor movimiento de espionaje internacional fue el organizado para descubrir la naturaleza de la Melinita y de la Pólvora B que poseía en exclusiva el ejército francés y Alfredo Nobel, en un principio informador técnico de Napoleón III, e inventor de la pólvora sin humo: él murió lamentando las consecuencias causadas por sus propios descubrimientos. Este rápido e incompleto kaleidoscopio retrospectivo resulta ya una anacrónica caricatura de la carrera actual en los explosivos modernos que están demasiado presentes en la conciencia de todos, para repetir de nuevo su amarga historia. Y sin embargo, los explosivos han sido también, y continuarán siendo, origen de los mejores frutos del progreso técnico de la humanidad. La Minería, como fuente de materias primas, hubiera sido impotente para satisfacer las necesidades crecientes del hombre, si se hubiera visto forzada a emplear sólo métodos mecánicos de arranque, e incluso limitada al uso de la pólvora negra, inútil en zonas húmedas, peligrosísima en la explotación del carbón y poco eficaz en cualquier voladura. Ha de cumplir el Ingeniero de Minas una noble misión: La de justificar el uso de la potencia sobrehumana de los explosivos en beneficio del hombre. Para ello necesita un conocimiento profundo, tanto científico como técnico de la naturaleza y característica de aquellos y más específico de los que concretamente ha de utilizar en su vida profesional. Estos conocimientos deben establecerse teniendo en cuenta las siguientes razones: En primer lugar, porque su profesión requiere la explotación más económica de los yacimientos y para ello necesita combinar las técnicas de Laboreo de Minas, con sus conocimientos de Petrografía y Geología, y los de las características tanto físicas como químicas de los explosivos que puede utilizar. Después, porque si bien es cierto que los explosivos sólo son peligrosos cuando no se les conoce, también es verdad que no bastan unas normas generales, para evitar los accidentes; sino que es preciso que el ingeniero o el técnico reaccione rápidamente ante cualquier situación, sabiendo .de antemano cómo la estabilidad, la velocidad de detonación, la temperatura alcanzada, los gases producidos por un explosivo, pueden afectar a la seguridad de sus hombres e instalaciones.Tesis