La agricultura mexicana ha sido un sector vigoroso dentro del crecimiento sostenido en México, pero ante la ausencia de un marco institucional y de la infraestructura necesaria el sector ha quedado en el olvido. La debilidad estructural y las contantes políticas de ajuste en torno al Tratado Trilateral de Libre Comercio han marginado al campo. De hecho la desregulación y simplificación administrativa no han sido adecuadas al campo. Por si fuera poco los grandes subsidios que otorga Estados Unidos a sus productores impactan en el precio de los productos agrícolas mexicanos.