(Esta conferencia fue pronunciada por el P. Arrupe en el “Approdo Romano” importante lugar de encuentro del mundo eclesiástico de Roma.) Hace algún tiempo un experto en administración de “empresas multinacionales" fue invitado a darnos una conferencia en la Curia. Fue describiendo con todo detalle la organización de tales empresas y dibujó en el encerado un “organigrama” que nos pareció perfecto. Cuando estaba para terminar su brillante exposición, vuelto de nuevo al encerado» trazó una gigantesca interrogación y dirigiéndose a nosotros nos dijo: ¿“Dónde están los hombres para poner en práctica este magnífico esquema? El gran problema de las empresas está no tanto en la organización, sino en los hombres. Faltan hombres capaces y adaptados a las nuevas circunstancias de hoy”. Creo que algo semejante tenemos que decir nosotros también, los religiosos y quizá otras organizaciones eclesiásticas, en este momento histórico. Tenemos que confesar, con la frase evangélica, que muchas veces “hominem non babeo”. Encontrar hombres capaces, sobre todo dirigentes y superiores aptos para las actuales circunstancias es uno de los más serios problemas de hoy. Siempre ha sido difícil encontrar líderes y superiores, pero las circunstancias actuales lo hacen mucho más difícil. Los objetivos cambian, las posibilidades son nuevas, lo mismo que las dificultades, los hombres son distintos, el concepto de autoridad presenta nuevos aspectos, se modifican las relaciones comunitarias y las de “superior-súbdito”, se precisan las nociones de participación, de corresponsabilidad, de cooperación: todo va cambiando, mejor dicho, está evolucionando con una aceleración cada día mayor. ¿Quién es capaz de asimilar esos cambios y saberse comportar como un verdadero superior en estas circunstancias?