| dc.description | La presente tesis analiza el concepto de democracia en tanto régimen político, explicando sus principales fundamentos y aquellos efectos que surgen de su posición en un mundo en distinto grado diferenciado, complejo y global. El punto de partida de la reflexión es la identificación de un vacío teórico-conceptual que se refiere a la no diferenciación de principios de concreción de lo que puede llamarse principio democrático a la hora de analizar su posición y funcionamiento en sociedades diferenciadas estructural y funcionalmente, con una creciente complejidad social y cada vez más globales. Básicamente, se observa que el desarrollo de una sociedad diferenciada, compleja y global afecta de modo más profundo el funcionamiento de la democracia como régimen político antes que a otras concepciones de la misma, tales como la concepción meramente procedimental o aquella de tipo valórica-substantiva. Esto, porque las transformaciones del rol de la política en una sociedad policéntrica afectan principalmente al rol del Estado, especialmente a la soberanía estatal y estructura jerárquica, elementos claves de la idea de régimen político. Mientras que, la idea procedimental y normativa pueden sostenerse sin estas condiciones estatales de existencia y plantearse más bien como principios de toma de decisión u orientadores en cualquier nivel de organización social. Incluso, las nuevas condiciones societales pareciera abrirles nuevos campos organizacionales de aplicación y bríos en tanto principio valórico orientador de movimientos sociales.
El régimen democrático, al contrario, es afectado en el funcionamiento de sus pilares modernos: el principio representativo y el principio liberal. El modo de operar de estos pilares, que configuran una concepción relativamente aceptada de democracia, se transforma poniendo en jaque el mismo sentido de la democracia como forma de organización del poder en la sociedad. Por un lado, el pilar representativo se ve expuesto a fuerzas oligarquizantes producto de una creciente diferenciación estructural que afianza una división entre profesionales y profanos del campo político, lo que conlleva la generación de sujetos desposeídos políticamente que, por un lado, naturalizan tal división y, por otro lado, presentan disposiciones mentales y prácticas ajenas al campo político. De tal modo que no es sólo un juego de actores conscientes, sino que se produce una autoreferencialidad de la política que incluso pone en tela de juicio su propio carácter representativo. Por su parte, el principio liberal se ve enfrentado a la tensión que le provoca la transformación del modo de actuar del poder en la sociedad y su posibilidad de control y protección. Asimismo, se enfrenta a la paradoja de requerir más poder para controlar la creciente complejidad social, por lo tanto, fortalecer el Leviatán en detrimento de la autonomía de los sujetos.
Abstrayendo consideraciones particulares (que las hay), el principal efecto sobre el régimen democrático de este tipo societal en avance pareciera no ser otro que la pérdida de identidad con una idea de organización del poder político ascendente; en otras palabras, las nuevas condiciones societales transforman a tal punto el funcionamiento del régimen democrático que su identidad es sostenida ideológicamente mientras que operativamente se diluye en tendencias oligárquicas tanto a nivel actoral (profesionales de la política, actores económicos globales, etc.) como estructural (enclaustramiento de la política, producción de ciudadanos indiferentes políticamente). Situación que se ve agudizada al sumar el hecho destacado por los analistas de la globalización, a saber, que en tanto régimen político, la democracia ha perdido poder para organizar y controlar lo que ocurre en su territorio. Siendo así, se concluye la existencia de una doble crisis de identidad y efectividad del régimen democrático actual. | |
